Lo abstracto, en su origen se remonta aproximadamente a 1910, como una reacción al realismo y a la aparición de la fotografía. De esta forma, el arte abstracto no considera que se justifique la representación figurativa y, por lo tanto, la reemplaza por un lenguaje visual autónomo que cuenta con sus propios significados. Es un estilo que hace foco en los detalles formales, estructurales y cromáticos y los profundiza a través de la acentuación de su valor y poder expresivo.